Experiencia en un Triatlón Desafiante
El día del triatlón llegó con una atmósfera de emoción. A medida que bajamos del coche, una sensación de nerviosismo me atraviesa. El viento sopla con fuerza y las olas parecen descontroladas.
Los organizadores consideran cancelar la natación. Escuchar eso aumenta mi ansiedad, “es seguro que muchos no lo lograrán”. A pesar de todo, me instalo en el área de la bicicleta, intentando parecer tranquila. Sin embargo, a mi alrededor, veo competidores con equipos de alta gama. Sus bicicletas son sofisticadas, llenas de tecnología.
Al no asistir al briefing previo, el tiempo vuela. El disparo de salida nos lanza a la carrera. Corremos sobre piedras, enfrentándonos a las olas. Mi objetivo se reduce a sobrevivir. No vine aquí para rendirme. Salto al agua y, por un momento, todo parece fácil. Pero el regreso es complicado; el oleaje me golpea y trago agua varias veces.
Casi al final de los 800 metros, logro salir del agua con esfuerzo. Me encuentro entre los últimos, pero sonrío. He superado lo peor. La vuelta es más sencilla, gracias a la corriente a favor. Después de 43 minutos, finalmente salgo del agua. Mis tiempos en piscina fueron mejores, ¡pero aquí estoy!
La primera transición es rápida. Me pongo mis calcetines y una sonrisa. Estoy lista para enfrentar el recorrido en bicicleta. La motivación llega de una amiga que me anima. Empiezo a pedalear con energía.
El segmento en bicicleta es dinámico. Recorremos dos vueltas de veinte kilómetros. Un trayecto con viento a favor brinda vistas increíbles. Sin embargo, el regreso se vuelve complicado. Al iniciar la segunda vuelta, los primeros competidores ya corren. Me desanimo un poco, pero el apoyo del público me levanta el ánimo.
En la segunda transición, me preparo mentalmente para la carrera a pie. Sé que será un reto. Mi amiga sigue dándome ánimos. Comienzo los 10 kilómetros más desafiantes. Siento que el tiempo no avanza. Pero decido disfrutar la experiencia. Interactúo con los espectadores, compartimos risas y eso me motiva.
A 200 metros de la meta, la emoción crece. Acelero para cruzar la línea. La alegría estalla en mí al reunirme con amigos. ¡Lo logré! Mi tiempo es de 3 horas y 5 minutos. Aunque el ganador hizo 1 hora y 56 minutos, sé que tengo mucho por mejorar. Este es solo el comienzo. Mi meta para la próxima vez es clara: menos de 3 horas.
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